Caso clínico: leucoplasia y cáncer oral

El 60 por ciento de los cánceres orales son cáncer de lengua, mientras que el 90 por ciento de todos los cánceres orales son carcinomas de células escamosas. Ahora bien, por lo general el cáncer de lengua se origina en el borde de la misma. Sus principales factores de riesgo son el consumo de alcohol, la irritación crónica y el tabaquismo. 

La leucoplasia oral es la lesión oral potencialmente cancerosa más común y progresa a carcinoma de células escamosas. Esto depende de factores como el sexo, la edad, el tipo clínico, el locus, la forma en que apareció y la presencia o ausencia de atipia epitelial. 

Dado que la mayoría de los cánceres orales tienen una etapa de lesión premaligna, el control regular de las mismas es fundamental para la detección temprana y el tratamiento del cáncer oral. 

Tal fue el caso reportado por Takeshi Onda, Kamichika Hayashi, Masayuki Takano (Departamento de Cirugía Oral y Maxilofacial de la Facultad de Odontología en Tokio, Japón) y Akira Katakura (Departamento de Cirugía y Ciencias Patológicas Bucales de la misma Alta Casa de Estudios).

En el Cleveland Clinic Journal of Medicine relatan cómo recibieron a un paciente varón de 56 años que había sido remitido por su odontólogo. Mostraba un empeoramiento de vitíligo lingual que había sido diagnosticado de leucoplasia oral 3 años antes y se encontraba en seguimiento en la clínica dental.

El paciente en sí no tenía antecedentes médicos de importancia ni consumía alcohol; sin embargo, llevaba más de 36 años fumando ininterrumpidamente. 

Un examen confirmó la leucoplasia oral con una superficie irregular y rugosa así como una masa papilar blanca dentro del espacio de la leucoplasia en el borde derecho de la lengua. 

Por su parte, la biopsia de la lesión confirmó el diagnóstico de carcinoma de células escamosas mientras que la tomografía computada, la resonancia magnética y la ecografía informaron que la masa estaba limitada a la superficie de la lengua. No se observó inflamación de los ganglios linfáticos del cuello. 

En una cirugía se logró la resección de la masa con al menos 10 mm de tejido circundante. El diagnóstico anatomopatológico rápido que se realizó en el momento confirmó que no quedaban células tumorales, por lo tanto se procedió a suturar la herida. 

Posteriormente, la lengua sufrió una ligera deformación y cicatrización, hecho que afectó la alimentación, la deglución y la pronunciación del paciente. Sin embargo, estas funciones mejoraron gradualmente. 

Tras 5 años de la intervención quirúrgica, la evolución clínica del paciente fue favorable y sin recurrencia.

Los autores del trabajo indicaron que se necesita urgentemente investigación biológica molecular de la leucoplasia para ayudar dirimir si la resección agresiva o el control de la progresión producen mejores resultados. 

Además, recordaron que “nuestro informe ilustra la importancia del seguimiento regular de la leucoplasia. Antes de que nuestro paciente se presentara, su dentista lo había seguido regularmente, y esto condujo a un reconocimiento más temprano de una posible transformación maligna, lo que resultó en una resección más temprana del cáncer y un mejor pronóstico”, concluyeron en el artículo Oral leukoplakia and oral cancer publicado en la revista científica citada.

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