Bótox y sialendoscopia para el tratamiento de las patologías salivares

Históricamente, el estándar del tratamiento de la sialoadenitis médicamente refractaria era la intervención quirúrgica, con las complicaciones que ello acarreaba: riesgo de infección, hematoma, parestesia cutánea, sialocele, fístulas salivales y cicatrización hipertrófica. Por su parte, la cirugía de la glándula parótida podría resultar en parestesia facial transitoria o permanente. Finalmente, con la extirpación de la glándula submandibular se podían llegar a lesionar los nervios mandibular marginal, hipogloso o lingual.

Hoy en día, la evolución del tratamiento vira hacia técnicas más conservadoras, como la sialendoscopia y la aplicación de toxina botulínica o bótox. Al respecto, los doctores Kelly Daniels y Barry M. Schaitkin, del Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh (Estados Unidos) elaboraron un informe sobre cómo se aplican estas técnicas para mejorar las patologías de las glándulas salivares.

La sialendoscopia es un procedimiento diagnóstico y terapéutico a la vez (en algunos casos). Posibilita la visualización de la glándula e intervenirla endoscópicamente para extraer pequeños sialolitos (cálculos salivares). También, para dilatar las áreas de estenosis e inyectar medicamentos como bótox o esteroides. 

Este procedimiento puede llevarse a cabo en el consultorio con anestesia local. También puede realizarse en el quirófano con anestesia general para aquellos pacientes con enfermedades más complejas o que sencillamente no puedan hacerlo en el consultorio. 

Por su parte, los cálculos pueden fragmentarse mediante la combinación de láseres intraductuales dirigidos por sialendoscopia o dispositivos neumáticos. De esta forma, se busca fragmentar el material y luego recuperar las piezas con herramientas endoscópicas.

Asimismo, como método diagnóstico la sialendoscopia permite diferenciar la estenosis inflamatoria de la estenosis fibrótica gracias a la visualización directa del tejido. Esto resulta en una mejor orientación para el tratamiento. 

El abordaje de la estenosis inflamatoria se basa en el empleo de esteroides e irrigaciones de cortisona, frecuentemente guiada por sialendoscopia.  Por su parte, la estenosis fibrótica comprende tejido cicatricial en el sistema ductal y a menudo requiere  instrumentación para liberar la obstrucción e inyecciones de cortisona. 

En cuanto al bótox, éste logra reducir la producción de saliva y, en consecuencia, el cerramiento de los canales colectores anómalos en las bolsas y en el tejido salival adyacente. 

Además, se lo emplea eficazmente en el tratamiento del babeo (secreciones orales acumuladas en la boca por falta de coordinación muscular). 

Respecto a los riesgos de la endoscopia salival, los autores sostienen que el mayor de ellos podría ser la perforación del conducto salival, que puede resolverse en 2 semanas. El bótox es considerado de bajo riesgo si se emplea dentro de las pautas de dosificación apropiadas. Sus resultados adversos son raros y temporales, como la disfagia leve transitoria.

El artículo de los doctores Daniels y Schaitkin también contiene una actualización sobre la descripción general de las patologías de las glándulas salivales, más allá de las opciones terapéuticas citadas. Se titula An Update on Nontumorous Disorders of the Salivary Glands and Their Management for Internists y fue publicado en Medical Clinics of North America.

Fuente: Intramed

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