La lengua avisa: cómo se manifiestan algunas enfermedades en este órgano

Cumple una variedad de funciones vitales para el organismo: la lubricación bucal, la fonación y la comunicación, la limpieza de la cavidad intraoral, la masticación, la percepción del sabor y la deglución. De allí que este músculo altamente vascularizado cumpla una función importante en tantos procesos vitales y reciba particular atención por parte de los profesionales de la salud cuando pierde su limpieza y su característica tonalidad rosada. 

Asimismo, la lengua informa cuando alguna patología se está desarrollando o ya está en curso. El signo más visible de esto es cuando cambia su color o aparecen griegas o manchas. 

El siguiente listado enumera aquellas enfermedades más comunes que se manifiestan a través de la lengua: 

Carencia de vitaminas: la falta de vitaminas A, B2 y C generan glositis (inflamación de la lengua). El surgimiento de grietas (lengua geográfica) también está asociada al déficit vitamínico así como al estrés o a los cambios hormonales. Si la lengua se encuentra enrojecida, inflamada o lisa puede deberse a la deficiencia de la vitamina B12. 

Lengua vellosa: aparece vello en la lengua y se torna en un color negruzco gracias al excesivo consumo de tabaco, alcohol, café y té negro. Los síntomas desaparecen cuando se abandona la ingestión y el empleo de estas sustancias. 

Anemia: se manifiesta a través del color pálido de la lengua. Esta afección se debe a la merma de glóbulos rojos o deficiencia de hierro en el organismo.

Infecciones fúngicas: se manifiestan a través de una capa blanca en la lengua y en las membranas mucosas. Un ejemplo de ello es la candidiasis oral.

Infecciones bacterianas: producen una apariencia de “fresa” o llagas dolorosas, como en el caso de la escarlatina o la sífilis.

Problemas hepáticos: el tono amarillento en la piel, los ojos y en ocasiones en la lengua es signo de la ictericia.

Enfermedades del aparato digestivo: las úlceras o el reflujo pueden ocasionar un tono grisáceo en la lengua.

Enfermedades autoinmunes: enfermedades como la de Behçet  o el lupus eritematoso sistémico pueden provocar úlceras y llagas en la lengua.

Enfermedades cardiacas y problemas de circulación: la lengua adquiere una pigmentación color púrpura.

Frente a estas enfermedades o condiciones, mantener la higiene de la lengua no deja de ser un buen aliado para el tratamiento. 

“Es necesaria una higiene bucal adecuada. Además de cepillar los dientes, hay que limpiar la superficie de la lengua para eliminar las bacterias y los restos de alimentos que se acumulan en ella. Para ello, se recomienda usar un raspador lingual o un cepillo específico para la lengua, diseñados para eliminar las bacterias y residuos de alimentos que pueden acumularse en la lengua”, aconseja el doctor Óscar Castro Reino, presidente del Consejo General de Dentistas de España a Gaceta Dental. 

A esto se le suma eliminar factores irritantes como dientes rotos, coronas o prótesis mal ajustadas, el consumo de alcohol y de y tabaco, agregó. “Asimismo, una dieta equilibrada y rica en frutas y verduras permitirá evitar el déficit de vitaminas que afectan negativamente a la lengua”, indicó al medio ibérico. 

Más importante aún es generar el hábito entre los pacientes de mirar a este órgano para intervenir a tiempo. “La observación de la lengua puede ser una herramienta complementaria útil en el diagnóstico de ciertas enfermedades y trastornos. Ante cualquier alteración o cambio inusual en la lengua, se recomienda acudir al dentista para recibir un diagnóstico y tratamiento adecuados”, concluyó el doctor Castro Reino.

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