La distancia física en el covid-19: ¿dos metros son suficientes?

¿En qué situaciones y contextos pueden las personas asintomáticas deberían ubicarse, utilizar mascarillas y elementos de protección?

El distanciamiento social de 2 metros suele ser la regla más recomendada para evitar la propagación del covid-19. Esta medida responde a la regla de 1-2 m de larga data: las gotas respiratorias se dividen en dos tamaños –grandes y pequeñas- que determinan que tan lejos viajan de persona infectada a persona sana.

No obstante, varios estudios relacionados a brotes virales recientes (gripe aviar, SARS-CoV-1, y MERS-CoV) advirtieron una sospecha de propagación más allá de los 2 metros. Asimismo, para la ciencia contemporánea sobre las exhalaciones respiratorias las gotas existen en un continuo de tamaños.

“Los factores contextuales como el aire exhalado y el flujo de aire ambiental son extremadamente importantes para determinar qué tan lejos viajan las gotas de todos los tamaños. (…) Cuando se tiene en cuenta el flujo de aire exhalado, las nubes de pequeñas gotas pueden viajar más allá de los 2 metros en el aire, e incluso las gotas grandes tienen un alcance mejorado”, aseveran los doctores Nicholas R. Jones, Zeshan U. Qureshi, Robert J. Temple, Jessica P. J. Larwood, Trisha Greenhalgh y Lydia Bourouiba, autores de “Two metres or one: what is the evidence for physical distancing in covid-19?” publicado en el British Medical Journal (BMJ).

Por otra parte, estos investigadores recuerdan que las influencias ambientales son complejas y se refuerzan entre ellas. Por ejemplo, mencionan a las plantas empacadoras de carne en donde la mala ventilación, el trabajo estrecho, el ruido de fondo y el poco uso de mascarillas (que lleva a que las personas hablen a los gritos) como lugares de altos niveles de contagio. Similarmente, ocurre en los bares (pubs) o lugares de música en vivo: espacios de ambientes interiores abarrotados y ruidosos. En estos espacios se debe considerar una distancia física de más de 2 metros y minimizar el tiempo de ocupación. Al contrario, en escenarios de bajo riesgo se podría considerar un distanciamiento menos estricto.

Es así que Jones y su equipo elaboraron un cuadro de riesgo de transmisión del SARS-CoV-2 de personas asintomáticas en diferentes entornos y para diferentes tiempos de ocupación, ventilación y niveles de hacinamiento, cuyas calificaciones son indicativas de riesgo relativo cualitativo y no representan una medida cuantitativa.

También, advierten que en el esquema ignoraron la variación en la susceptibilidad y las tasas de diseminación viral. Además, deberían tenerse en cuenta otros factores como el riesgo de transmisión (incluida la carga viral de una persona infectada); el nivel de excreción de una persona infectada, los patrones de flujo de aire en interiores, la distancia entre el sujeto sano y el infectado y la humedad (a pesar de que hasta el momento no fue establecido en forma rigurosa).

“Es probable que un distanciamiento menos estricto sea adecuado en escenarios de bajo riesgo. Las personas con síntomas (que en cualquier caso deberían autoaislarse) tienden a tener una carga viral elevada y exhalaciones respiratorias violentas más frecuentes”, apunta el doctor Jones.

Para él y sus colegas, el distanciamiento físico debería ser contemplado solo como una parte del plan de salud pública para contener la pandemia de covid-19. Debería complementarse con estrategias combinadas de gestión de las personas con el aire, la superficie y el espacio, la higiene de manos, la limpieza, la ocupación y la gestión del aire y del espacio interior y el equipo de protección adecuado como las mascarillas.

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