Dieta mediterránea, gingivitis y algo más

Beneficios comprobados para la inflamación gingival y el organismo en solo 6 semanas.

Desde hace un par de años se habla de las bondades de la dieta mediterránea. Este tipo de alimentación se basa en las costumbres culinarias de los países que rodean a este mar, principalmente Italia, Grecia y sus alrededores. 

Mucha tinta (o caracteres) se ha empleado para escribir sobre las bondades de esta dieta, especialmente para las cardiopatías. ¿Pero qué aporte puede brindar a la salud bucal?

En Effect of the Mediterranean diet on gingivitis se trata de dar una respuesta a este interrogante y se evalúa cómo la dieta mediterránea podría mejorar esta enfermedad. El énfasis y motor de este trabajo fue el papel de la nutrición en la prevención y en el tratamiento de enfermedades dentales y periodontales.

Este ensayo clínico, liderado por Valentín Bartha y colaboradores, se diseñó en forma aleatoria y controlada y se ejecutó en un lapso de seis semanas. 42 participantes se dividieron en grupos con dieta mediterránea (con seguimiento nutricional para su correcta implementación) y de control (con dieta occidental). Ambos grupos fueron evaluados antes, durante y después por odontólogos. 

Como resultado, los investigadores observaron que solo el grupo con dieta mediterránea disminuyeron sus parámetros inflamatorios periodontales. Sin embargo, los parámetros de placa se mantuvieron constantes. 

Beneficio adicional: “el asesoramiento dietético logró una adherencia suficiente con cambios beneficiosos en la pérdida de peso y la circunferencia de la cintura”, afirmaron los autores, cuyo escrito puede leerse en el Journal of Clinical Periodontology.

De acuerdo a Mayo Clinic, la dieta mediterránea cobró interés a partir de la década de 1950 en Estados Unidos. En ese entonces, resultó llamativo cómo las personas que la tenían incorporada como alimentación natural y tradicional tenían una baja prevalencia de cardiopatías. 

Esta dieta se basa en alimentos de origen vegetal (cereales integrales, verduras, legumbres, frutas, frutos secos, semillas, hierbas y especias). El aceite de oliva es la principal fuente de grasa agregada, mientras que los pescados, mariscos, carne de aves y lácteos se consumen con moderación. El ejercicio la acompaña siempre. 

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