Caso por caso: cómo la microbiota oral afecta a los demás sistemas del cuerpo humano
La investigación sobre la incidencia de las bacterias en la cavidad oral y su efecto en otros sistemas del cuerpo humano avanza sin pausa.
Investigar la comunidad microbiana bucal no solo ayuda a la comprensión y el conocimiento de los mecanismos patógenos de las enfermedades bucales, sino que también puede generar un impacto tangible en la salud humana.
En un extenso trabajo, el investigador Xian Peng y sus colaboradores de la Universidad de Sichuan (China) detallaron las conexiones entre los microbios orales y enfermedades sistémicas. Lo hicieron a través de la discusión de evidencia “emergente y emocionante”, según sus propias palabras.
Así, su documento revisó los avances en los trabajos que relacionan los microbios orales con las enfermedades digestivas, el cáncer, las enfermedades cardiovasculares, la enfermedad de Alzheimer, la diabetes, la artritis reumatoide y el parto prematuro.
La periodontitis crónica puede constituir una fuente de inflamación periférica invisible de importancia. Por ello, también se la denomina “enfermedad sistémica de bajo grado” que a su vez afecta a otra variedad de enfermedades sistémicas.
Por su parte, en el estado de enfermedades sistémicas los cambios de la microbiota oral son graduales y repetibles. Esto permite que los microbios orales puedan reflejar la salud del paciente y el estado de la enfermedad en tiempo real, información que sería útil para la alerta temprana del riesgo de la enfermedad y el pronóstico de su recuperación.
Los microbios de la cavidad oral y los patógenos de la periodontitis pueden ingresar al sistema circulatorio a través de los tejidos de inflamación periodontal y de esta forma actuar en todo el cuerpo.
Al decir de los autores, la evidencia demostró que las bacterias guardan relación con el desarrollo de tumores. “Por ejemplo, el papel del virus del papiloma humano en el cáncer oral, Helicobacter pylori en el cáncer gástrico, Chlamydia pneumoniae en el cáncer de pulmón, Salmonella typhi en el cáncer de vesícula biliar, Streptococcus bovis, Bacteroides fragilis, y especialmente el patógeno periodontal Fusobacterium nucleatum en el cáncer de colon”, enumeraron.
El trabajo de Xian y sus colegas se tituló Oral microbiota in human systematic diseases y fue publicado en International Journal of Oral Science. A continuación, se enumeran los puntos sobresalientes respecto al extenso análisis realizado con las enfermedades mencionadas.
En el sistema digestivo, los microbios orales invaden los intestinos y causan así desequilibrios en la microecología intestinal y afectan los órganos del sistema digestivo. Al ingresar por la sangre, producen una inflamación de bajo grado en el cuerpo y promueven la aparición y desarrollo de enfermedades inflamatorias crónicas en el sistema digestivo:
Enfermedad inflamatoria intestinal (EII): las bacterias patógenas migran al intestino a través del sistema circulatorio o del tracto digestivo. Se lograron detectar microorganismos de origen oral en la mucosa intestinal y en las heces de pacientes con EII. De acuerdo a Xian et col. “hemos profundizado nuestra visión de que los microorganismos en la cavidad bucal pueden ser ectópicos al intestino para desencadenar inflamación intestinal”.
Enfermedades hepáticas: se encontraron diferencias en la flora de la lengua de personas sanas y de pacientes con cáncer de hígado, al ser en este último caso más diversa. Además, la periodontitis y la bacteria P. gingivalis son un factor de riesgo en el hígado graso no alcohólico.
Al respecto, los autores agregaron que “La invasión de P. gingivalis en el intestino puede cambiar la composición del microbioma intestinal, aumentar la permeabilidad de la mucosa intestinal y la resistencia a la insulina, conducir a la propagación de bacterias intestinales al hígado y aumentar el contenido de triglicéridos en el hígado tejido”.
Cánceres orales: los patógenos orales intervienen en la proliferación, invasión y metástasis tumorales. También, “pueden actuar directamente sobre la aparición y el desarrollo de tumores a través de algunas citocinas y vías o promover la formación, el deterioro y la metástasis de tumores mediante la regulación de la respuesta inmunitaria entre los tumores y el cuerpo” -adujeron los investigadores citados- a la vez que indicaron que estos mismos microbios pueden emplearse como biomarcadores para estudiar los cánceres orales y detectar su desarrollo.
Carcinoma oral de células escamosas (COCE): la presencia de P. gingivalis en pacientes con este tipo de cáncer fue más alta que en individuos sanos. Esta bacteria puede promover tumores al cambiar el microambiente inflamatorio local.
A su vez, la T. denticola (también asociada al desarrollo y la progresión del cáncer oral) regula el ciclo celular al inhibir la apoptosis celular y promover la proliferación del COCE.
Cáncer de esófago: la mala higiene bucal resulta en un desequilibrio microecológico que puede provocar la acumulación de carcinógenos, sumado a que el organismo no se encuentra en un estado de inflamación continuo.
“La bacteria T. denticola puede detectarse en tumores y tejidos normales de pacientes con cáncer de esófago y promover aún más la formación de tumores a través de la inflamación” – explicaron Xian y su equipo- y también que la mayoría de los pacientes con casos graves de cáncer de esófago son positivos para P. gingivalis. Así, este microorganismo no solo está relacionado con la aparición del carcinoma de las células escamosas del esófago sino también con la intensidad de su gravedad.
Cáncer de páncreas: en personas con esta patología se detectó mayor concentración de P. gingivalis y Aggregatibacter actinomycetemcomitans. A través de estudios de detección de ADN bacteriano en saliva también se halló que en este grupo de pacientes son más comunes las Bacteroides y Granulicatella.
Cáncer colorrectal: Clostridium y F. nucleatum se enriquecen en este tipo de cáncer. Esto sugeriría que F. nucleatum podría estar muy relacionada con la aparición de esta enfermedad.
Enfermedades cardiovasculares: en pacientes con periodontitis, el epitelio gingival en las bolsas periodontales es propenso a romperse. Esto ayuda a que las bacterias ingresen al sistema circulatorio sistémico e iniciar la bacteriemia o colonización ectópica en otros órganos en el cuerpo. “Las bacterias relacionadas con la enfermedad periodontal pueden destruir la inmunidad del cuerpo, estimular las células para que produzcan factores inflamatorios como IL-1β, IL-6, TNF-α y entrar en la circulación sanguínea desde el tejido periodontal dañado, lo que provoca inflamación y daño endotelial vascular y la formación de placas ateroscleróticas”, sintetizaron los autores de Oral microbiota in human systematic diseases .
Particularmente, Lactobacillus y Streptococcus de la cavidad oral se relacionan con la aparición de endocarditis infecciosa. Streptococcus sanguis, un colonizador temprano de la placa dental, tiene la tasa de detección más alta en el endocardio de los pacientes y está asociada al proceso inflamatorio de la endocarditis. Una explicación de su patogénesis puede consistir en que las protuberancias similares a trombos formadas en la superficie del endotelio vascular promuevan la adhesión de bacterias, lo que a su vez conduce a la aparición de infecciones.
Enfermedad de Alzheimer: esta enfermedad y la periodontitis son multifactoriales y comparten factores de riesgo como el tabaquismo y el nivel educativo del paciente. Por ello, la relación entre la pérdida de dientes (o enfermedad periodontal) y deterioro cognitivo todavía no se confirmó del todo.
Aun así, “especulamos que los microbios orales pueden afectar el tejido cerebral de dos maneras. Una es que las citoquinas proinflamatorias causadas por las bacterias periodontales ingresan al tejido cerebral a través de la circulación sistémica. Se cree que la permeabilidad de la barrera hematoencefálica aumenta con la edad y es anterior a la enfermedad de Alzheimer”, adujeron los investigadores y aclararon que esto fue confirmado en modelos animales.
“La otra es que los microorganismos periodontales o sus productos ingresan al sistema nervioso central a través de nervios periféricos, como el glosofaríngeo y/o el nervio trigémino. La detección de espiroquetas orales en el ganglio trigémino también apoya esto. Además, los tejidos ventriculares no están protegidos por la barrera hematoencefálica, por lo que también pueden convertirse en la puerta de entrada de bacterias al cerebro”, adicionaron a sus conjeturas.
Diabetes: esta enfermedad con un control deficiente de la azúcar en sangre constituye un factor de riesgo para las enfermedades periodontales. De hecho, la periodontitis es la sexta complicación principal de la diabetes.
Los microorganismos bucales pueden desencadenar resistencia a la insulina al influir en la inflamación inmune del cuerpo y en el estrés oxidativo. Así, afectan al proceso de la diabetes.
Artritis reumatoide: comparte factores de riesgo similares con la periodontitis, como el tabaquismo y el polimorfismo del alelo HLA-DRB1 del antígeno leucocitario humano. Asimismo, tienen manifestaciones patológicas parecidas, como la inflamación crónica y la reabsorción ósea mediada por IL-1, TNF-α y metaloproteinasas de matriz. Por todo esto, Xian y su equipo consideraron que la artritis reumatoide y la periodontitis podrían tener causas inmunoinflamatorias similares. “Dado que la periodontitis es una respuesta inmunoinflamatoria inducida por una infección microbiana oral, se especula que la infección microbiana oral puede estar involucrada en el proceso patológico de la artritis reumatoide como un factor ambiental”, consignaron en su estudio.
El microbioma oral afecta al desarrollo de la artritis reumatoidea, así que se puede emplear como una “huella dactilar” para monitorear la progresión de la enfermedad y la evaluación del pronóstico. Similarmente, un tratamiento eficaz de la enfermedad periodontal tiene un efecto positivo en el control de la artritis reumatoide
Parto prematuro: sus razones aún son desconocidas y al existir muchos incentivos, se dificulta su prevención y tratamiento. Así todo, se detectaron algunos microorganismos orales comunes en la placenta. Esto indicaría que el mecanismo del parto pretérmino podría explorarse a partir de las condiciones orales de las embarazadas.
A través de secuenciación metagenómica de muestras microbianas de la placenta se encontró que el microbioma placentario es más similar al oral en comparación al vaginal, intestinal y del tracto respiratorio. De esta forma, los autores escribieron que “con base en esto, se especula que las bacterias en el la microecología oral puede colonizar la placenta y sus factores de virulencia pueden producir efectos patológicos en la placenta local e inducir un parto prematuro”.
A modo de conclusión, Xian Peng y sus colaboradores destacaron que el constante desarrollo de la metagenómica y de la tecnología de secuenciación de alto rendimiento amplió considerablemente la comprensión de la relación entre el microbioma oral y las enfermedades sistémicas. A un futuro, esperan que con estos conocimientos y con los datos biológicos se puedan transformar en diagnósticos clínicos y métodos de tratamiento de aplicación práctica y de servicios médicos individualizados y efectivos, aunque para ello todavía deban resolverse otros problemas.