A 200 años del Bicentenario de la Patria. Pensar en los que llegaron primero
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A medida que se acerca Mayo parece ineludible mencionarlo: se viene el “bicentenario”. Está presente en la agenda política, educativa, mediática y social.
Para los que ya transitan por la adultez, es posible que la “cuestión” del Bicentenario los evoque a las clases de la primaria sobre la Revolución de Mayo, y a esos próceres que desempolvaban una vez por año en la clase de Historia, Humanidades o Ciencias Sociales, según la experiencia del lector.
Lo cierto es que nunca viene mal repasar (o mejor, ejercitar la memoria) y recordar quiénes fueron aquellas personas que estuvieron en el momento y lugar exacto para empezar algo nuevo. Esas mismas personas que la historia se encargaría de llamar “próceres”.
Los pioneros
Paralela al acontecer político de Mayo se desarrollaba otra historia: la del sistema de salud argentino. En ese trayecto, la Odontología se fue haciendo un lugar gracias a sus propios próceres. Ya en 1779 se había creado el Protomedicato del Río de la Plata, el primer organismo encargado de los asuntos de salud de los colonos. Luego, fue reemplazado por un Tribunal Médico en 1822.
La Odontología profesionalizada incursionaría recién en 1837, cuando llega al País Pedro Balloy, considerado el primer dentista de estas tierras pero diplomado en la Academia París. Sin embargo, fue Tomás Coquet el primer examinador dentista que obtuviera su título en Argentina. Otro colega oriundo también de Francia sería Juan Etchepareborda y junto con Coquet serían los primeros profesores en lo que aquel entonces se consideraba un “arte”.
En 1853 la Odontología da un salto importante en camino hacia la consolidación de la disciplina, al conseguir estatus académico (se la incorpora como parte de la enseñanza oficial y se determina un plan de estudios para tal fin). Recién en 1891 se crearía la primera Escuela de Odontología, y sería fundada por los doctores Nicasio Etchepareborda y León Pereira.
Y si hablamos de pioneros, no se debe omitir a la primera dentista, la señora Ángela Zuluaga de Bouroucona, que obtuvo su título en 1889 y que sin dudas abrió la puerta para que otras mujeres se incorporaran a esta especialidad.
Pasaron dos centenarios
El 25 de mayo de 2010 se cumplen 200 años de la Revolución de Mayo, y del comienzo del camino hacia la independencia de la Argentina en 1816.
Se reflexiona sobre el camino andado, sobre lo que queda por hacer y sobre qué país –y qué salud- se le legará a las próximas generaciones. Más allá de los proyectos, en los cuales habrá un sano consenso y disenso (elemental para ejercer la democracia), es oportuno rescatar el empuje y las ganas de aquellos primeros odontólogos que pisaron estas tierras. De aquellos que construyeron una profesión con mucho menos de lo que se cuenta en la actualidad. La ciencia y el saber todavía esperan más espíritus inquietos. Al menos, por doscientos años más.