Dieta de carbohidratos, mujeres postmenopáusicas y microbioma subgingibal
Donas, productos horneados, refrescos regulares, panes y yogures sin grasa… ¿Quién puede resistirse ante estos manjares pasajeros? Así todo, recaen en la mira de los investigadores por su contribución al microbioma oral (y a las enfermedades de la boca).
Particularmente, investigadores de la Universidad de Buffalo (Nueva York, Estados Unidos) los estudiaron en una población particular: las mujeres posmenopáusicas.
“Nuestro objetivo fue comprender mejor la asociación entre la ingesta habitual de carbohidratos y el microbioma oral, ya que el microbioma se ha asociado con caries, enfermedad periodontal y enfermedades sistémicas”, citó el portal Intramed al trabajo de la doctora Amy Millen y sus colaboradores.
Específicamente, Millen y su equipo investigaron si los carbohidratos totales, el almidón, los monosacáridos, los disacáridos, la fibra o la carga glucémica (GL) estaban asociados con la diversidad y composición de las bacterias orales.
Lo novedoso de este estudio fue que los sujetos de la investigación fueron mujeres postmenopáusicas (un total de 1204) y que las muestras se tomaron directamente de la placa subgingival y no de la saliva.
La importancia de este método consiste en que las bacterias orales involucradas en la enfermedad periodontal residen en la placa subgingival. “Observar las medidas de las bacterias salivales podría no decirnos cómo se relacionan las bacterias orales con la enfermedad periodontal porque no estamos buscando en el entorno adecuado dentro de la boca”, agregó la profesora asociada de Epidemiología y Salud ambiental en la Facultad de Salud Pública y Profesiones de la Salud de la Alta Casa de Estudios mencionada arriba.
De acuerdo a Intramed, el estudio confirmó las asociaciones positivas entre los carbohidratos totales, la carga glucémica y la sacarosa y Streptococcus mutans (bacteria que aporta al desarrollo de la caries dental y a algunos tipos de enfermedades cardiovasculares).
Hasta aquí, se confirman observaciones ya realizadas por otros trabajos. No obstante, ahora se añaden asociaciones entre los carbohidratos y el microbioma oral que no están tan bien establecidas.
También, el trabajo indica una asociación negativa entre la lactosa y Aggregatibacter segnis, y entre la sacarosa y TM7[G-1] HOT 346 y Leptotrichia HOT 223.
“Una mayor ingesta de sacarosa, o alimentos con alto contenido de GL, puede influir en los malos resultados de salud oral (y quizás en los resultados de salud sistémica) en mujeres mayores a través de su influencia en el microbioma oral”, se destaca también en la publicación de Millen y sus colegas, denominada Dietary carbohydrate intake is associated with the subgingival plaque oral microbiome abundance and diversity in a cohort of postmenopausal women (Scientific Reports).
“Ningún otro estudio había examinado las bacterias orales en relación con una variedad tan amplia de tipos de carbohidratos en una cohorte. También analizamos las asociaciones con la carga glucémica, que no está bien estudiada en relación con el microbioma oral”, diferencia Millen de otras investigaciones similares.
Así, espera que en tanto se realicen más estudios que analicen el microbioma oral utilizando técnicas de secuenciación similares y la progresión o el desarrollo de la enfermedad periodontal con el tiempo, se pueda inferir mejor sobre cómo la dieta se relaciona con el microbioma oral y la enfermedad periodontal, concluye la autora.