Estomatosis aftosa recurrente: un dolor que afecta la vida diaria

Los doctores Mariano Marcolongo, Josefina Etchevers, Juan Andrés De Paula, Emilio Varela del Servicio de Gastroenterología del Hospital Italiano describen esta afección como parte de los bien denominados “Trastornos que nos trastornan”

No implica gravedad ni consulta urgente con el odontólogo. Sin embargo, para el paciente, la estomatitis aftosa perturba su vida cotidiana para dificultar acciones tan comunes como hablar, comer y cepillarse los dientes.

Particularmente, la estomatitis aftosa recurrente (EAR) es de origen idiopático y se describe como brotes recurrentes de duración variable de acuerdo a la forma clínica. Su etiología es limitada.

La forma clínica más frecuente es la tipo 1 o EAR menor que alcanza a un 80 por ciento de los afectados por EAR. Las úlceras son planas, de forma redondeada (con un diámetro de 2 a 8 mm), su base es amarillenta o grisácea y están rodeadas por un halo inflamatorio. Afectan a la mucosa labial, al piso de la boca y a la superficie ventral de la lengua (con escasa frecuencia son observables en el dorso de la lengua o el paladar duro). Se curan espontáneamente y sin dejar cicatrices, después de un par de semanas.

Los pacientes cuentan con antecedentes familiares de esta patología. Las úlceras aparecen por primera vez en la infancia; su reducción se observa a partir de la tercera década de vida.

Con menos frecuencia se manifiesta la EAR mayor o tipo 2 (10 por ciento de los afectados por EAR). Las úlceras tiene un tamaño de 1 cm o más, con seudomembranas grises y se extienden al paladar duro y al dorso de la lengua. La extensión del brote puede durar hasta 6 semanas y el riesgo de cicatrices es mayor.

La tipo3 o EAR herpetiforme es la de menor frecuencia del grupo. Se destaca por su gran número de úlceras profundas (hasta 100) que confluyen habitualmente. Los brotes duran un mes y no dejan cicatrices. Predomina en mujeres y a pesar de la denominación, el tipo 3 no es provocado por el virus de herpes simple.

El tratamiento de la estomatitis aftosa recurrente es, hasta el momento, sintomático. La terapéutica tópica busca prevenir la infección de las úlceras, la analgesia y la disminución de la inflación. Se recomienda buches con clorhexidina al 0,2% (Cyteal diluido al 10%) con enjuague posterior para prevenir la infección de las lesiones.

Por su parte, los corticoides tópicos resultan ser útiles como tratamiento. Si el mismo es prolongado, en ocasiones son administrados con antinfúngicos para mermar el riesgo de candidiasis secundaria.

En la EAR menor, el ácido ascórbico en la dosis de 2.000 mg/m2/día fue considerado de valor.

 

Otra opción es la terapéutica sistémica con prednisona en la dosis inicial de 20mg con descenso gradual. Para casos contraindicados puede emplearse el antagonista de los leucotrienes Montelukast en la dosis de 10 mg diarios.

El inmunomodulador más efectivo para la EAR es la talidomida en dosis de 50 a 100 mg diarios. No obstante, es desaconsejado en mujeres en edad fértil debido a sus efectos teratogénicos.

Finalmente, el tratamiento con láser en bajos niveles, con longitudes de onda de 658 nm, puede ser beneficioso como adyuvante y comunicaron resultados iguales o superiores al tratamiento farmacológico.

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