El problema de la reabsorción ósea

Datos claves sobre alvéolos de extracción*

 

La extracción de una pieza supone un proceso de pérdida de hueso maxilar. El análisis de cómo y por qué ocurre este proceso y las posibilidades de ralentizar este fenómeno.

Luego de la extracción de un diente, el alveolo comienza un proceso de retracción tal que al cabo de unos años la cresta alveolar se encuentra totalmente reabsorbida. Numerosos estudios clínicos y radiológicos dan cuenta de este fenómeno en el cual se midió la cresta alveolar utilizando impresiones. La Conferencia de Consenso de Oestology indica que la reducción media es de 3,8 milímetros horizontalmente y 1,24 milímetros verticalmente. El proceso alveolar del maxilar es el más afectado por esta reducción, aunque solamente en un 30 por ciento (en el caso de defectos unitarios, en el primer año posextracción).

Pero, ¿cuáles son los motivos de esta reabsorción ósea después de la extracción de una pieza? En primera instancia, el proceso alveolar está compuesto por paredes alveolares muy delgadas (especialmente en la cara vestibular) y habitualmente partes del proceso se encuentran fuera del marco maxilar. Asimismo, una vez que se extrae el diente, el proceso alveolar pierde su función de soporte y por ende se reabsorbe para que el cuerpo se adapte al nuevo estado edéntulo. Cabe recordar que las paredes del hueso vestibular suelen tener un grosor menor a 1 mmy habitualmente están formadas exclusivamente por hueso fasciculado. Esta estructura depende del diente, así que el hueso fasciculado se reabsorbe después de la extracción.

También, otros factores suelen ser:

-El grado de traumatismo quirúrgico, que influye sobre la pérdida ósea después de la extracción. Por ello hay motivos para no extraer las piezas con alicates dentales y en su lugar utilizar un periostótomo o un extractor vertical.

-Se demostró que la pérdida de la estimulación funcional de las paredes óseas es un factor que contribuye a la pérdida de hueso posextracción.

-Actualmente no hay consenso acerca si el tamaño del colgajo afecta o no a la reabsorción ósea superficial.

Por otra parte, las dimensiones de la pérdida ósea varían según el lugar y el paciente. Hay estudios que demuestran que la pérdida neta de hueso es mayor en las regiones posteriores que las anteriores. Así todo, como la zona posterior contiene tanto hueso, la reabsorción suele ser un problema clínico menor. Contrariamente, y como se explicó anteriormente, en el anterior las paredes óseas vestibulares son delgadas y frecuentemente se pierden después de la extracción. Por lo tanto, la zona de los incisivos es la que menos pérdida neta de hueso tiene, pero su porcentaje de reducción es mayor (del orden del 37 por ciento).

Sin embargo, hay un fenómeno a considerar. Después de la extracción de una pieza hay más hueso que antes porque se forma nuevo hueso en el espacio que antes ocupaba la raíz. Esta es la razón por la cual hay suficiente hueso para sostener un implante, sobretodo si es de diámetro pequeño (aunque también se necesita volumen crestal para que la mucosa tenga un perfil estético). Por ende, si hay hueso suficiente para colocar un implante pero no demasiado volumen, lo que se necesita no es más hueso sino un injerto que brinde más volumen (puede ser gingival, una matriz de tejido blando, un sustituto óseo u otra estrategia que sea compatible y estable). La mejor manera documentada para conservar mejor el volumen posextracción es una preservación de la cresta alveolar con biomateriales.

Para el doctor Mauricio Araújo (del Departamento de Odontología de la Universidad de Maringa, Brasil) “la preservación de la cresta alveolar evita la pérdida de volumen después de la extracción de un diente, aunque no siempre al 100 por ciento”. Nuevamente, el resultado depende de la región del diente y del paciente. Y agrega que para una amplia mayoría de los pacientes, las dimensiones de la cresta preservada proporcionan suficiente tejido óseo para colocar un implante en una orientación 3D adecuada y la cantidad de hueso óptima rodeando el mismo.

Estudios en animales demuestran que Geistlich Bio-Oss favorece la formación de hueso nuevo en los alvéolos de extracción (en particular en la región cortical). Esto, a su vez, contribuye a preservar el perfil de la cresta, a modificar la remodelación del hueso y a reducir la pérdida del hueso vestibular.

De acuerdo a Araújo, numerosos estudios sobre la preservación de la cresta alveolar están limitados a un período de observación de seis meses. Empero, hay motivos para creer que los alvéolos de extracción rellenados con Geistlich Bio-Oss permanecen estables durante mucho más tiempo. Estudios a largo plazo en donde se miden los aumentos laterales y las elevaciones del suelo sinusal revelaron que si no hay pérdida causada por una inflamación, Geistlich Bio-Oss preserva el volumen de la cresta alveolar por un largo período (estudios adicionales sobre los alvéolos de extracción ayudarían a reafirmar esta suposición).

 

Extraído de Araújo, Mauricio G. “Alvéolos de extracción: los datos clave” en Geistlich Biomaterials News, Año 8, Edición nº 2, 2015.

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