Tratamiento de la Candidiasis oral: antifúngicos y mantenimiento de las prótesis dentales

El éxito para contrarrestar esta enfermedad se basará en el mejor tratamiento farmacológico; y para ello el reconocimiento del estadio de la infección y la higiene oral serán necesarios.

La Candidiasis oral, provocada por Candida albicans, es una afección relacionada con la inmunosupresión local o sistémica. Afecta tanto a recién nacidos como a ancianos, a pacientes con enfermedades inmucomprometidas como el VIH/SIDA o con empleo crónico de esteroides y antibióticos. El empleo de corticoides inhalados, prescriptos para el tratamiento del asma y de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) es un ejemplo de inmunosupresión local. 

Cuando el paciente está sano, el crecimiento de la candida está inhibido por el sistema inmunológico y la flora bacteriana normal. Por ello, la enfermedad se hace presente cuando se presenta un estado de inmunosupresión como la diabetes, la desnutrición, las deficiencias vitamínicas, el uso reciente de antibióticos, la utilización de dentaduras postizas y de esteroides. 

Michael Taylor (Wyckoff  Heights Medical Center, Nueva York), Melina Brizuela (Facultad de Odontología de la Universidad Nacional de Tucumán) y Avais Raja (University of Western States, Oregón) estudiaron a esta patología a fondo y plasmaron su investigación en el artículo Oral Candidiasis, publicado en la revista Stat Pearls.

Allí, los autores apuntan a la especie de candida en cuestión para abordar el tratamiento de la enfermedad. Además, agregan a que “debe estar dirigido a la extensión de la afectación del paciente y al grado de inmunosupresión”. 

También, apuntan a la terapia antimicótica tópica como primera línea para aquellos casos no complicados de candidiasis oral, que debe continuarse en forma simultánea cuando el tratamiento sistémico esté indicado. Todo ello sumado a medidas de higiene oral. 

Taylor, Brizuela y Raja proponen distintos antifúngicos de acuerdo a la presentación de la candidiasis oral:

-Casos leves: los antimicóticos tópicos que incluyan nistatina, miconazol, clotrimazol y ketoconazol.
La niastina está disponible como pastilla, enjuague bucal y suspensión oral. Las personas deben enjuagarse la boca con nistatina tópica cuatro veces al día durante dos semanas. Sus efectos adversos más comunes son las náuseas, vómitos y diarrea.

En cuanto al miconazol, su empleo en la boca es limitado por inducir a vómitos y diarrea. Así todo, es utilizado para controlar la queilitis angular y la estomatitis protésica.

Otro tratamiento tópico recomendado (para casos leves o de primera vez) son los trociscos de clotrimazol 10 mg por vía oral cinco veces al día (disueltos en 20 minutos). También lo es la suspensión oral de nistatina (100 000 unidades/ml) 5 ml por vía oral cuatro veces al día (se agita durante varios minutos para después tragarse). El gel oral de miconazol también puede ser una opción en las circunstancias apropiadas.

Por su parte, “la nistatina (enjuague bucal) y el clotrimazol (pastillas) tienen un alto contenido de sacarosa. Por lo tanto, los triazoles -fluconazol o itraconazol- prescritos una vez al día pueden ser una alternativa en candidiasis bucal asociada a diabetes mellitus o si existe un alto riesgo de caries dental”, explican los investigadores citados.

-Casos moderados a graves: fluconazol 200 mg por vía oral una vez, luego 100 mg por vía oral una vez al día durante 7 a 14 días. 

-Enfermedad refractaria: solución oral de itraconazol de 200 mg una vez al día sin alimentos durante 28 días. También, suspensión de posaconazol de 400 mg por vía oral dos veces al día durante tres días, luego 400 mg por vía oral al día durante un total de 28 días y voriconazol de 200 mg por vía oral dos veces al día durante 28 días.

“Además, la dosis única oral de fluconazol de 150 mg ha demostrado ser eficaz en pacientes con cáncer avanzado, lo que ayuda a reducir la cantidad de píldoras”, se apunta en el trabajo Candidiasis Oral. 

-Embarazo e infancia: para la gestación –en particular en el primer trimestre- no debe emplearse los azoles orales por ser teratogénicos. “Los trociscos de clotrimazol, las terapias tópicas de nistatina para enjuagar y tragar, y las tabletas bucales de miconazol también son opciones de tratamiento”, indica Taylor y sus colegas,  mientras que afirman que para la lactancia los datos sobre la seguridad del fluconazol son tranquilizadores.

En cuanto a los pacientes pediátricos, la dosificación de estos fármacos deberá ajustarse de acuerdo al peso de los niños. 

Por otra parte, la Candida puede colonizar las prótesis dentales las cuales actúan como reservorio. Por ello, la higiene de la dentadura dental cobra una importancia especial para estos autores y dedican un apartado de su trabajo a ella. Sus consejos son: 

-Limpieza y desinfección de las dentaduras postizas en forma diaria por parte de los pacientes. Además, removerlas al menos durante seis horas durante la noche. 

-Empaparlas en clorhexidina y dejar secar: el aire también mata la Candida adherida a las dentaduras postizas. Si no tienen componentes metálicos, se puede emplear hipoclorito en lugar de clorhexidina. 

-Cada vez la persona se realice un enjuague antimicótico, las dentaduras postizas deben retirarse. En casos establecidos de candidiasis atrófica crónica, deben empaparse en clorhexidina antes de volver a colocarse en la boca.

-Si el usuario presenta estomatitis protésica, se debe recomendar que se apliquen miconazol tópico en la superficie interna de la dentadura postiza y que se la vuelvan a poner en la boca.

-Si el paciente no puede mantener el enjuague antimicótico en la boca durante el tiempo suficiente, se recomienda mezclar un agente antimicótico con un revestimiento para dentaduras postizas. 

-“La combinación de nistatina y digluconato de clorhexidina inactiva ambos; por lo tanto, está contraindicado”, concluyen los investigadores.

Finalmente, además del tratamiento, para Michael Taylor, Melina Brizuela y Avais Raja es importante que los pacientes reciban asesoramiento sobre cómo mejorar las condiciones que los llevan a la inmunosupresión, como por ejemplo la diabetes mellitus no controlada, el tabaquismo y la desnutrición.

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