Pacientes odontológicos con viruela del mono

El pasado 23 de julio, la Organización Mundial de la Salud declaró al brote de viruela del mono como una emergencia de salud pública de importancia tras el reporte de casos en algunas partes del mundo. 

Frente a este escenario sanitario, Charifa Zemouri (consultora independiente en salud pública de Países Bajos) y colegas elaboraron un informe sobre qué necesita saber el odontólogo al respecto. Su escrito puede consultarse en British Dental Journal bajo el título: Monkeypox: what do dental professionals need to know? 

Específicamente, el artículo afirma que los profesionales de la salud pueden exponerse a esta enfermedad vírica debido al contacto cercano y prolongado con pacientes infectados. Específicamente, los odontólogos cuentan con una dosis mayor de riesgo debido a la producción de gotas aerosoles durante los procedimientos dentales y el contacto cercano prolongado con los pacientes. 

“El líquido de lesiones cutáneas u orales que contienen MPXV (siglas en inglés de Monkeypox virus), o de sangre y saliva, podría dispersarse en el medio ambiente a través de gotitas y aerosoles, o por contacto directo con los pacientes, produciendo un riesgo de exposición ocupacional para los profesionales dentales e infección nosocomial para otros pacientes”, explica la autora. 

Por ejemplo, se demostró que este virus continúa siendo infeccioso en aerosoles durante varias horas y también su infección a través de aerosol en modelos de animales. 

Similarmente a otros agentes infecciosos, el riesgo de transmisión por aire depende de la duración de la exposición, la dosis infecciosa, la presencia de equipo de protección respiratoria y parámetros como la humedad del ambiente, la temperatura y la ventilación. 

Por ende, los odontólogos deben tener en cuenta el riesgo al atender a pacientes con viruela símica especialmente si ejercen en áreas en donde la transmisión comunitaria es alta. 

En posible que en estos casos, pacientes con esta patología busquen atención odontológica. Por ello, la doctora Zemouri hace hincapié en que los odontólogos comprendan la enfermedad y su presentación clínica. 

Aunque sea poco probable que los odontólogos se encuentren con un paciente con viruela símica en el consultorio, el principal riesgo de transmisión es posible que sea el contacto directo con las lesiones de la piel o con la ropa que estuvo en contacto con las lesiones. 

Entonces, las precauciones estándares de prevención y control de infecciones como el uso de guantes, delantales, máscaras quirúrgicas resistentes a líquidos y protección para los ojos protegerían al profesional de la transmisión. 

Si bien todavía no se cuenta con datos suficientes para confirmar o refutar la transmisión aérea como una ruta principal de transmisión –cuenta la autora-, el uso de instrumentos ultrasónicos y piezas de mano de alta velocidad presentarían un riesgo elevado de transmisión. Por ello, como precaución frente a un paciente con viruela símica se requeriría protección de una mascarilla facial filtrante 3 (FFP3), una bata resistente a líquidos y una visera. 

Otro consejo de la doctora Charifa Zemouri es que cualquier tratamiento dental en pacientes con esta enfermedad probable o confirmada sea retrasado hasta descartar la viruela del mono o el paciente ya no sea infeccioso. En el caso de que esto no sea posible, se deberían evitar los procedimientos de generación de aerosoles siempre que sea posible.

A su vez, -y citando a la guía de la UK Health Security Agency (UKHSA) para entornos ambulatorios- los pacientes sospechosos o confirmados de viruela símica debería ubicarse en una habitación individual en lugar de un área de espera compartida y deberían usar un barbijo quirúrgico resistente a fluidos para reducir el riesgo de transmisión de gotitas. 

Por su parte, las mujeres embarazadas y las personas gravemente inmunocomprometidas no deben brindar atención a dichos pacientes. 

En cuanto a la protección personal, nuevamente el profesional debería equiparse con un barbijo FFP3, bata resistente a líquidos, guantes y protección para los ojos.

Así, todo, de acuerdo al artículo, “en la actualidad, es muy poco probable que los profesionales de la odontología se encuentren con pacientes con viruela del simio posible, probable o confirmada”. 

Sin embargo, la conclusión a la que arriba es que “sea cual sea el destino de la epidemia actual, los profesionales de la Odontología deben tener en cuenta la posibilidad de encontrarse con pacientes con viruela del simio y deben considerar cómo su equipo podría manejar tal situación”, finaliza Zemouri.

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