Enfermedades gingivales en niños y adolescentes
Odontología Pediátrica
En el tejido gingival se encuentra una barrera inmunológica imprescindible para la protección del sistema bucal. Qué factores y enfermedades pueden alterarla teniendo en cuenta la evolución de infante a joven, sus hábitos y su historia clínica.
Por la Dra. María Virginia Fernández de Preliasco
Profesora Consulta Titular de la Cátedra de Odontología Integral Niños de la Facultad de Odontología de la Universidad de Buenos Aires.
Las características de los tejidos gingivales son diferentes en niños y adolescentes. La clasificación actual de enfermedades gingivales incluye a las gingivitis producidas por el biofilm, y a las no producidas por el biofilm de placa y que son reversibles. Las condiciones de riesgo individuales de origen externo o de origen sistémico influyen en el agravamiento.
La presentación de las gingivitis en niños difiere si es dependiente o no del biofilm de placa, del estado inmunológico, de la edad, de la adherencia del niño y su familia a las técnicas adecuadas de higiene dental, de condiciones del medio económico y cultural, de hábitos (tabaco, drogas) y también del sistema de salud. La prevención está enfocada en el control de los factores de riesgo.
Las gingivitis se localizan exclusivamente sobre la encía, sin afectar la inserción ni el tejido periodontal: es un grupo independiente al de las periodontitis.
El tratamiento es la terapia básica que consiste en la eliminación o limitación de los factores etiológicos: cepillado minucioso, raspaje con curetas para eliminar depósitos blandos o duros (cálculo dental) realizado por el profesional, uso de enjuagues o geles de clorhexidina al 0.12 por ciento por períodos cortos o mientras el paciente adquiere destreza con la técnica de cepillado. Con la reducción de la inflamación, los tejidos vuelven a la normalidad.
Características de los tejidos gíngivoperiodontales
La encía es el tejido blando queratinizado que rodea los dientes. Posee un mecanismo excepcional de defensa que protege de la agresión bacteriana a tejidos que están expuestos a un desafío microbiológico continuo. La adherencia bacteriana es constante, por lo que la interacción inmunológica en el área gingival es permanente.
Atraviesa dos denticiones y el período de dentición mixta, por cuanto varían las características en cada una de ellas.
Las enfermedades gingivales que pueden observarse durante la niñez y adolescencia son dependientes del biofilm y agravadas por la presencia de factores hormonales.
Entre los factores de riesgo locales que permiten mantener al biofilm durante mayor tiempo en contacto con la encía se encuentran: higiene nula o defectuosa, malposición dentaria que dificulta la higiene, presencia de aparatología ortodóncica o prostética, obturaciones desbordantes, respiración bucal que mantiene seca la boca, hipoplasias del esmalte o cualquier otro defecto dentario que retenga biofilm de placa.
Otros factores de riesgo que posibilitan el agravamiento de la gingivitis son: condición socioeconómica; enfermedades sistémicas como diabetes, virales; alteraciones hormonales fisiológicas o no, como la toma de anticonceptivos orales. También se observan variaciones durante el ciclo menstrual.
Algunas drogas anticonvulsivantes como la fenitoína o inmunosupresoras como la ciclosporina, o bloqueantes de canales de calcio producen agrandamientos gingivales en ocasiones severos, siempre agravados por la falta de higiene y de compleja resolución una vez instalados.
La gingivitis producida por el biofilm de placa asociada a la pubertad puede modificarse por factores sistémicos asociados al sistema endocrino, por trastornos de la pubertad, el ciclo menstrual, la ingesta de anticonceptivos o el embarazo. El aumento de las hormonas esteroides sexuales tiene un efecto transitorio sobre el estado inflamatorio de la encía. Ésta pierde su contorno, se torna edematizada con sangrado al sondaje o espontáneo.
El hecho de que la gingivitis disminuye después de la pubertad puede reflejar la mejoría general observada en los adolescentes que adquieren mayor destreza y toma consciencia de la higiene bucal.
Por su parte, la gingivitis necrosante es una inflamación severa aguda de la encía, con dolor y sangrado gingival que no involucra a los tejidos del periodonto de inserción. Puede provocar fiebre y/o infarto ganglionar. Está asociada a la pobreza, al alcoholismo, al tabaquismo y al stress. También ocurre en niños con respuesta disminuida a agresiones bacterianas. La presencia del dolor y del sangrado gingival oriental al diagnóstico. Comienza con un eritema lineal de la encía marginal que se extiende hacia la proximal. La zona gingival interproximal pierde su forma habitual y la necrosis genera una lesión en forma de cráter, que puede ser única (un sitio) o estar generalizada. El tejido gingival puede estar cubierto por una seudomembrana blanco amarillenta o grisácea.
Para comenzar el tratamiento local, en la primera sesión se retira la película que cubre la encía con una torunda embebida con agua oxigenada. En el hogar el paciente realiza enjuagues con agua oxigenada de 10 volúmenes en partes iguales con agua tibia varias veces diarias durante 3 o 4 días. La terapia básica incluye un desbridamiento minucioso, enseñanza y controles a distancia del cepillado dental y la utilización de elementos interdentarios para la correcta higiene de los espacios interdentarios.
Sólo en las situaciones severas se aplica el tratamiento sistémico y se emplean antibióticos. En este caso, la amoxicilina y metronidazol en dosis iguales para ambas drogas de 250 a 500 mg cada 8 horas durante 7 días. No se administra metronidazol en preescolares.
La evolución depende de la condición sistémica del paciente y de su compromiso con el mantenimiento de la higiene bucal. También de cambios de estilo de vida relacionados con el alcohol, tabaco, drogas alucinógenas y hábitos de dormir. La terapia básica debe realizarse con anestesia local, aún cuando no haya cálculo presente, para retirar el biofilm local que puede reactivar la GUN. Las sucesivas afectaciones de gingivitis úlcero-necrotizante pueden llevar a una periodontitis necrotizante, que no es reversible.
Los controles se realizan periódicamente hasta la normalización de los tejidos afectados.
Entre las enfermedades no inducidas por placa, la más común es la gíngivo estomatitis herpética y se observa con mayor frecuencia en niños. Es la infección primaria asociada por el Virus del Herpes simple (HSV-1). Se caracteriza por una inflamación gingival dolorosa, con vesículas que rápidamente se rompen y se observan en el dorso de la lengua, carrillos y encías. Este cuadro es precedido por la sintomatología general característica: fiebre, desgano, irritabilidad, dolor de cabeza e infarto ganglionar doloroso. Cicatrizan entre los 10 y 14 días. Esta condición es autolimitante y requiere tratamiento sintomático. La terapia antiviral sistémica solo es necesaria en pacientes inmunodeprimidos.
A modo de conclusión, es primordial realizar el diagnóstico precoz, la determinación de la condición de riesgo y le tratamiento oportuno de las gingivitis ya que su carácter de reversible permitirá devolver la normalidad al tejido gingival.
Resulta un desafío para el odontólogo lograr la adhesión del niño, del adolescente y de la familia a las medidas de higiene bucal para lograr un estado libre de placa durante períodos significativos de tiempo.
Bibliografía
Fernández de Preliasco MV: Enfermedades gíngivoperiodontales en niños y adolescentes. Recomendaciones para las buenas prácticas en Odontopediatría. Boletín de la Asociación Argentina de Odontología para Niños. 42 (2-3): 60-62, agos/dic 2013-dic/abril 2014.
Rev. CAO Vol. LXXIII nº 223, 2016.