Disfunciones de la ATM: en búsqueda de los factores oclusales responsables

Los trastornos denominados “Disfunción de la articulación temporomandibular (ATM)” o “Desordenes temporomandibulares (DTM)” son la evidencia de que algunos de los elementos que conforman el sistema de la articulación temporomandibular se encuentran alterados.

Para Rubén Cárdenas Erosa, Celia Elena Mediburu Zavala y David Cortes Carrillo, “los ruidos en la ATM, indican una anormalidad que por lo general suelen ser una indicación de alteraciones en la posición del disco articular y que se denominan como desplazamientos discales”. Estos tres especialistas son los autores de un trabajo publicado en Intramed Journal y también en el portal Intramed bajo el título Ruidos en la articulación temporomandibular.

Los ruidos a los que hacen referencia son los clasificados en la ATM como el “chasquido” o “clic” y la “crepitación”.

El objetivo de estos tres investigadores fue realizar un estudio observacional, prospectivo transversal y explicativo que pudiera determinar las características clínicas asociadas a la presencia de ruidos en la ATM de aquellos pacientes que acuden al posgrado Odontología Restauradora de la Facultad de Odontología de la Universidad Autónoma de Yucatán (Méjico).

En total se reclutaron 1000 voluntarios. 488 fueron incluidos en la muestra y tenían un rango de edad entre los 15 y los 85 años en el periodo de enero de 2011 a mayo de 2012. Todos ellos manifestaron algún tipo de ruido mandibular.

A la muestra se le realizó una evaluación que consistió en la palpación clínica de la ATM para buscar ruidos articulares. Así se pudo identificar el tipo de ruido y la articulación afectada. El “chasquido” fue considerado como un sonido breve mientras que la crepitación uno grave prolongado (los autores lo describen como el “roce de dos superficies rugosas”).

Luego, se procedió a determinar la presencia de dolor muscular mediante la palpación de los músculos masticatorios temporal, masetero, pterigoideo interno y pterigoideo externo (protocolo del doctor Peter Dawson). Los valores se registraron como “positivo” y “negativo”.

Por medio de una exploración intraoral se buscó la localización de facetas de desgaste. Para ello se realizó un secado de la boca con aire a presión y se empleó un espejo bucal del número 5 con iluminación. Las piezas con pérdida de sustancia dental, con superficies de aspecto liso y brillante y con un número igual o mayor a 5 superficies con facetamiento patológico fueron consideradas positivas.

Con un retractor de carrillos y la realización de movimientos de lateralidad derecha, lateralidad izquierda y protusión por parte de paciente se pudo determinar la presencia de interferencias oclusales. Se identificó a cada movimiento mediante el papel de articular la localización de interferencias oclusales y se procedió a registrar las mismas.

El paciente, por su parte, afirmó no negó la presencia de hábitos parafuncionales (bruxismo) y también se lo interrogó para determinar si tuvo algún tratamiento de ortodoncia previo.

Se estableció la presencia de hábitos parafuncionales (bruxismo) a través de la afirmación o negación por parte del paciente.

Todos estos datos fueron volcados a una base de Microsoft Excel, procesados y analizados con el software estadístico SPSS para Windows.

Los principales resultados del estudio pueden resumirse de la siguiente manera:

-De los 488 pacientes incluidos en el estudio, el 95% presentaron chasquidos y el 5% manifestó crepitación.

-El 73% de los ruidos de la ATM fueron de localización unilateral.

-El 48% de los pacientes presentó dolor en uno o en varios músculos masticatorios.

-La faceta de desgaste se presentó en un 75% mientras que las interferencias oclusales excéntricas lo hicieron en un 86%.

-De los 488 pacientes estudiados por ruido, el 48.4% reportó el hábito parafuncional de “apretamiento” o “rechinamiento” durante el día con una frecuencia del 30.5%; un 11.5% manifestó “rechinamiento y bruxismo nocturno y un 6.4% presentó “bruxismo nocturno”.

-Solo el 6% de los pacientes refirieron haber recibido terapia ortodóntica previa.

De esta forma, para los autores la afectación de la ATM es un fenómeno frecuente y que hay datos evidentes de una correlación con el factor oclusal.

Sin embargo, para ellos este estudio no es suficiente para afirmar que el factor de la oclusión es un determinante aislado en la generación de ruidos en la articulación o de trastornos temporomandibulares. El motivo es la diversidad de factores que desencadena este fenómeno.

“Se podría mencionar que todos los elementos determinantes de la oclusión presentaron algún grado de afectación (ATM, músculos y dientes) pero el factor dental presentó un mayor peso y mayor frecuencia en los resultados finales”, explican Cárdenas Erosa y sus colaboradores.

Los odontólogos pueden tener una intervención directa sobre la oclusión para así mantenerla en equilibrio. Por ello es importante considerarla en al valoración y en la terapia de los pacientes, ya que los movimientos mandibulares excéntricos producen fuerzas dañinas, palancas y reflejos musculares deflectivos que deterioran el sistema articular y el estomatognático. Esto, a su vez, impacta en la masticación y hasta en los aspectos psicosocial de

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