¿Qué se sabe de la inmunidad post-coronavirus?

A nivel global avanzan los estudios científicos en humanos y animales sobre el efecto del coronavirus en el sistema inmune. ¿A qué conclusiones arribaron?

La comunidad científica concentra sus esfuerzos en analizar, tratar e inmunizar contra el coronavirus (COVID-19), mientras que las políticas sanitarias apuntan a intervenciones en la población, como el distanciamiento físico, aislamiento, cierre de escuelas, etc. En este contexto, para los investigadores Robert Kirkaldy, Brian King y John Brooks también sería necesario añadir a estos esfuerzos científicos las investigaciones sobre si la recuperación del virus confiere inmunidad o disminuye la reinfección.

Asimismo, agregan que también es oportuno comprender la posible inmunidad post-infección por sus implicaciones para las evaluaciones epidemiológicas (como la susceptibilidad de la población y los modelos de transmisión), para las terapias serológicas (como la trasfusión de plasma convaleciente) y para el desarrollo de  vacunas.

Estos tres médicos son los autores del artículo “COVID-19 and Postinfection Immunity Limited Evidence, Many Remaining Questions”, publicado en el Journal of the American Medical Association (JAMA) el pasado 20 de mayo y citado por el portal Intramed. En él, se explayan sobre lo que se sabe hasta el momento sobre la respuesta inmune al coronavirus, destacan las brechas claves en el conocimiento a la vez que identifican las oportunidades para futuras investigaciones.

Los siguientes párrafos resumen las certezas e incertidumbres recabadas por los doctores Kirkaldy, King y Brooks.

– Los anticuerpos IgM e IgG detectables se desarrollan entre días y semanas después del inicio de los síntomas en la mayoría de las personas infectadas. Aún resulta incierto por qué algunos pacientes parecen no desarrollar una respuesta inmune humoral, como se refleja en los anticuerpos detectables.

-Todavía persiste una relación poco clara entre la respuesta de anticuerpos y la mejoría clínica. En un estudio de 9 pacientes con coronavirus, se observó que una mayor gravedad clínica producía títulos de anticuerpos más altos. No obstante, la detección de anticuerpos y títulos más altos no siempre se correlaciona con la mejoría clínica. A esto se le suma que los síntomas de COVID-19 pueden resolverse antes de la seroconversión (como se refleja por IgM e IgG detectables), aunque los anticuerpos IgM e IgG detectables precedieron las disminuciones en las cargas virales.

-En líneas generales, la carga viral llega a su punto máximo temprano en la enfermedad y luego disminuye a medida que se desarrollan anticuerpos y los títulos de anticuerpos aumentan en dos a tres semanas siguientes.

-Aún no se definió la durabilidad de los anticuerpos neutralizantes (NAb, principalmente IgG). Hasta el momento se describió una persistencia de hasta 40 días desde el inicio de los síntomas.

– La detección de IgG y NAbs no es sinónimo de inmunidad duradera.

-Hasta la fecha de publicación del artículo no se confirmaron reinfecciones humanas. La documentación para evidenciar la reinfección debe estar basada en el cultivo de una nueva infección después de la eliminación de la infección anterior o evidenciar la reinfección con una forma molecularmente distinta del mismo virus.

-Con estudios de cohorte longitudinal de personas recuperadas (con control de signos y de enfermedad recurrente) se podría determinar si una respuesta IgG robusta corresponde con la inmunidad. Inclusive, podrían documentar posibles eventos de re exposición en relación con investigaciones clínicas y de laboratorio de otras etiologías alternativas, pruebas serológicas, intentos de aislar virus por cultivo y comparaciones genómicas virales de muestras aisladas.

Finalmente, estos investigadores sostienen que “la respuesta inmune al COVID-19 aún no se comprende completamente y faltan datos definitivos sobre la inmunidad postinfección”. Sin embargo, y en medio de la incertidumbre de esta crisis, “la ciencia reflexiva y rigurosa será esencial para informar las políticas, la planificación y la práctica de la salud pública”, concluyen.

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