El campo estéril: un factor fundamental para cirugía dental

La contaminación en el espacio quirúrgico pone en compromiso los resultados de la intervención, al paciente y al profesional mismo. Para evitar riesgos innecesarios, una especialista española en Periodoncia explica cómo armar un campo quirúrgico seguro para todos.

 

Con el surgimiento de los implantes se fue generalizando el empleo de medidas de asepsia en el consultorio. La boca es una cavidad séptica por excelencia. Esto hace que en Odontología se hable de esterilidad relativa (versus absoluta) pues la saliva está contaminada por definición. También lo están las superficies que rodean al profesional y a su paciente.

Las infecciones en Odontología pueden comprometer el postoperatorio de una cirugía y hasta la viabilidad de un implante. De allí radica la importancia de realizar las prácticas en un ambiente los más aséptico posible; y más si a estas causales se le suma el aumento de denuncias por mala praxis.

La doctora Gema Maeso, miembro de la European Board of Periodontics, afirma que “muchas de las complicaciones durante y postoperatorias se podrían evitar con el uso de una correcta técnica aséptica”, aconseja. Entre ellas, menciona la comodidad de realizar un correcto campo estéril, que cubra la mayor superficie posible. Por ejemplo, si al momento de colocar un implante éste toca la piel del paciente o cualquier superficie otra contaminada, habrá que desecharlo (con el costo elevado que implica un “accidente” como este).

Los antisépticos son un buen recurso para el control bacteriano del ecosistema oral, capaces de eliminar bacterias sin lesionar el tejido vivo. En particular, la clorhexidina demostró tener una mayor eficacia en tanto efectividad como sustantividad; y un buen aliado para prevenir la bacteriemia postoperatoria si se realiza un enjuague previo a la cirugía. Otro recurso es el empleo de antibióticos en forma preoperatoria para el mismo fin.

 

Preparación para la cirugía

 

Al momento de planificar una cirugía, se recomienda delimitar un área estéril  en el consultorio. En ella trabajará el personal estéril con su material. El ambiente debe estar limpio y desinfectado previamente. También, lo más libre de objetos posible y alejado de la circulación de pacientes y personas ajenas a la cirugía. Las puertas han de estar cerradas para evitar la circulación de aerosoles que puedan contaminar la herida quirúrgica.

El personal deberá llevar la vestimenta y el calzado adecuado, gorro (que cubra todo el cabello), pantalla de protección y barbijo. El gorro y el barbijo se ponen antes de entrar. La forma adecuada de colocarse el barbijo es adaptarlo al puente de la nariz. Luego, se colocará la pantalla de protección.

En cuanto a los guantes, si bien cumplen la función de barrera, siempre hay que tener en cuenta de que tienen una efectividad limitada en el tiempo. Los de látex y de nitrilo son los de mejor calidad y duración versus los de vinilo, que suelen romperse debido a defectos en su estructura. “Los guantes, además de proteger al paciente, tienen por función autoprotegernos. En caso de pinchazo accidental hay que tener en cuenta que con el uso de guantos solo va a penetrar un 50% del volumen de sangre que hay en la aguja, lo que reduce el riesgo de transmisión de enfermedades”, describe la doctora Maeso.

Para el lavado de manos, el jabón con clorhexidina resulta más eficaz que el jabón con povidona yodada. Se recomienda cortar las uñas previamente e hidratar regularmente las manos para aumentar la integridad y resistencia de la piel. No hay que utilizar relojes, anillos y pulseras ya que retienen microorganismos.

Para eliminar la flora residente y transitoria hay que realizar el lavado de manos quirúrgico. Para ello se necesitará una canilla que se pueda accionar con el codo, la rodilla o el pie; un cepillo descartable, el jabón antiséptico y dos toallas estériles.

La doctora Gema Maseo detalla a continuación la técnica paso por paso:

  • Durante todo el procedimiento se mantendrán las manos más altas que el resto del brazo. Así se evita que los microorganismos de la zona límite del codo recolonicen la zona limpia.
  • Abrir la canilla y mojar ambos brazos hasta el codo.
  • Impregnar de jabón el cepillo. Si ya está impregnado, humedecerlo y comenzar a limpiar de la punta de los dedos hacia el codo.
  • Hacer movimientos repetidos de diez veces, salvo en uñas y codo que serán repeticiones de 20.
  • Comenzar por uno de los brazos limpiando de la punta de los dedos hasta el codo. Se empieza por las uñas con 20 repeticiones, dedos, espacios interdigitales, dorso de la mano, palma, muñeca, antebrazo y codo. Enjuagar el brazo y el cepillo y pasar al otro brazo. Repetir la operación.
  • Finalmente, enjuagar los dos brazos, cerrar con el codo la canilla y secar minuciosamente las dos manos, cada una con una toallita con golpecitos, sin frotar de la punta de los dedos hasta el codo.

Una vez completado este ciclo, el odontólogo se dirigirá con los brazos hacia arriba a la zona quirúrgica y se colocará la bata. Durante el enguantado, “es muy importante no tener contacto del guante con la piel del brazo al colocarlo. Si es necesario ya se pueden ajustar los dedos. A partir de aquí ya podemos estirarnos los guantes por encima de la bata. Es sumamente importante, desde este momento, no tocar nada que no esté estéril. No podremos hacer cosas como ajustarnos la mascarilla ni tocar superficies sin recubrir. Si esto sucediera habría que cambiar los guantes”, advierte Maeso.

 

Después, puede comenzar a preparar el campo quirúrgico. Se engloba el sillón dental. La mesa también estará recubierta de un campo estéril donde se colocará el instrumental y las cajas de cirugía con todo lo necesario para la intervención. Todo este arreglo estará a cargo del asistente dental que también estará estéril.

El paciente ya entra vestido y se le proporcionará un colutorio de clorhexidina al 0,12 para que se enjuague durante 60 segundos. Seguidamente, se limpiará la zona perioral con clorhexidina o con povidona yodada con una gasa realizando movimientos circulares del centro de la boca a la periferia. Para drapearlo, lo ideal es emplear un campo estéril sin adhesivo y fijarlo con otro campo en U con adhesivo por encima de la cabeza, recomienda la doctora Maeso, quien también comenta que hay campos antipánico con una ventana transparente en los ojos para evitar la ansiedad de determinados pacientes.

Una vez que finalizó la cirugía, se procederá a descartar todos los paños y las batas contaminadas. Los bisturíes, seda y material punzante irán a sus correspondientes contenedores. Todo el material será sometido a un proceso exhaustivo de descontaminación, lavado y esterilización. El ambiente se ventilará y se limpiará meticulosamente el mobiliario, el gabinete y la aspiración.

Todos estos procedimientos facilitan la intervención, evitan que el material utilizado se contamine antes de tomar contacto con el organismo y de esta manera que arriesgue el éxito de la cirugía. Además, son necesarias para proteger al paciente de posibles contaminaciones en la herida quirúrgica y para evitar infecciones cruzadas que pongan en compromiso al mismo profesional.

 

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