Dispositivos audiovisuales para calmar la ansiedad y el dolor durante la consulta odontológica

Prácticas de otras latitudes

 

Mediante la proyección de documentales y noticias en anteojos que simulan estar en un cine, dos odontólogas españolas lograron bajar el estrés de los pacientes en el consultorio.

Afortunadamente, la percepción social del odontólogo mejoró notablemente en los últimos tiempos.

 No caben dudas, a esta altura, de que las mejoras en los materiales, instrumental, equipos, técnicas y hasta en la ergonomía de los sillones colaboran en la calidad de atención y en que la experiencia sea más grata. Aún así, factores psicológicos como la ansiedad, el miedo y el estrés todavía están presentes en muchos pacientes durante la consulta y el tratamiento odontológico.

Actualmente, la ansiedad es abordada mediante procedimientos como terapias personales, métodos de relajación con música, aromas, voz e imágenes asociadas a momentos agradables. Entonces, un equipo de odontólogos españoles, encabezados por las doctoras Blanca Céline de las Heras y Carmen Álvarez Quesada, se preguntó “¿por qué no aplicar estas técnicas en el consultorio odontológico?”. De hecho, en aquel País algunas clínicas cuentan con pantallas en los sillones para que los niños puedan ver contenidos mientras el profesional trabaja. Sin embargo, este método es más difícil de aplicar en los adultos, ya más conscientes del miedo y del dolor.

 

Así fue cómo estas dos odontólogas pensaron en emplear un sistema de proyección personalizado denominado “Cinemizer Plus 3D OLED” (de la firma Zeiss), hasta ahora utilizado en la industria del cine y de los videojuegos. Consiste en anteojos que visualizan imágenes en dos y tres dimensiones con sonidos, con una resolución de 640 x 480 píxeles. Su diseño es tal que el campo de visión queda cerrado y solo el usuario puede observar las imágenes emitidas. Ofrece la misma experiencia que tendría el usuario si mirara una pantalla de 45 pulgadas a una distancia de dos metros. Esto le permite disuadirse de todo lo que le rodea.

 

A través del empleo de este dispositivo, las doctoras de las Heras y Álvarez Quesada quisieron determinar si de esa manera se podía disminuir la ansiedad y la percepción del dolor durante la consulta. Para ello, armaron un estudio controlado aleatorio simple ciego con evaluación ciega por terceros. Sus participantes fueron diez pacientes mujeres y hombres entre 18 y 70 años (quedaron excluidas aquellas personas no videntes, sordas, con más de ±3 dioptrías de miopía e hipermetropía (y no portadores de lentes), en tratamiento con ansiolíticos o patología mental). Procedían de clínicas privadas y de la Policlínica Universitaria de la Universidad Europea de Madrid.  

 

Antes de entrar al consultorio, a los voluntarios se les realizó una anamnesis que brindó información sobre su edad, sexo, si se encontraban bajo tratamiento médico, si padecían  alguna enfermedad mental y alteración en la agudeza visual. También, se los interrogó sobre su ansiedad antes del tratamiento mediante el uso de la escala STAI (ansiedad-rasgo/ansiedad estado).  

 

Durante el tratamiento dental, se les colocó el dispositivo audiovisual. Al terminar, se les entregó otros dos formularios. Uno sondearía el dolor durante la intervención con una escala analógica denominada “VAS”; y el otro proporcionaría los resultados de la ansiedad sufrida durante el tratamiento gracias a la escala STAI ansiedad-estado.

 

Los voluntarios se dividieron en dos grupos. Al de control se le reprodujo imágenes y sonidos relajantes, como documentales. En cambio, al de placebo se le proyectó imágenes y sonidos neutros, como las noticias de Canal 24 horas.

 

Cabe destacar que al realizar este tipo de experiencias hay que tener en cuenta que no todas las personas están acostumbradas a llevar gafas y esto les puede resultar incómodo. Otras podrían marearse con la proyección de las imágenes.

 

Una vez recopilados los datos, y con la firma de un consentimiento informado, las investigadoras procesaron los datos obtenidos en la valoración de la ansiedad antes y después del tratamiento, así como la respuesta al dolor.

 

Los resultados de la experiencia de las doctoras Blanca de las Heras y Carmen Álvarez Quesada con el “Cinemizer Plus 3D OLED” fueron alentadores. En la mayoría de los pacientes analizados se observó una disminución de la ansiedad, prácticamente a la mitad. En cuanto al dolor, los resultados de la escala de 1 a 10 fueron muy bajos.

Por su parte, entre el grupo control y placebo no se vieron grandes cambios, por lo que infirieron  que no influye realmente lo que se está proyectando en el dispositivo audiovisual.

 

Si bien ambas reconocen que este estudio fue piloto, decidieron continuar en esta dirección. Actualmente ampliaron su muestra a 70 pacientes. Porque es sabido que la buena predisposición del paciente a veces es tan importante como la técnica para los buenos resultados.  

 

Extraído de Gaceta Dental, número 289, marzo de 2017.

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